La
globalización ayuda a que parte del mundo en desarrollo crezca, pero deja asientos
de millones, incluso miles de millones, atrás, incluyendo a muchas de las
personas más pobres del mundo. Volverse parte de los sistemas globales de
producción de las compañías multinacionales es la forma en la que los países
pobres logran el crecimiento más rápido. Estas empresas crean trabajos en
países con salarios bajos, ya sea a través de inversiones directas o
encontrando proveedores en esos países que fabriquen los productos de acuerdo a
sus especificaciones y luego los exporten a los mercados mundiales, con
frecuencia de vuelta al país de origen de la firma multinacional. Este proceso
de producción ayuda a los países ricos al permitirles tener productos de bajo
costo y a los países pobres al generar trabajos, experiencia con tecnologías
avanzadas e inversión. Eventualmente, un país pobre puede “graduarse" y
pasar de ser un mero proveedor de componentes a ser un innovador. Korea, Taiwán,
Israel e Irlanda empezaron una industrialización rápida hace una generación,
produciendo productos estándar para empresas
lunes, 21 de mayo de 2012
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